Reducción del absentismo y las bajas laborales
Cada mañana, la misma historia, el absentismo en la oficina se ha convertido en un mal común: empleados agotados, bajas médicas y más presión con la jornada reducida a 35 horas. Menos tiempo, mismas exigencias, más estrés y productividad en caída.
Pero el problema no es solo el tiempo, es la energía. Empleados que duermen mal, comen peor, viven con ansiedad y no se mueven. Están en la oficina, pero no al 100%. El presentismo es un enemigo silencioso: personas que cumplen horario, pero no rinden, porque su cuerpo y mente no les acompañan. No es falta de compromiso, es falta de salud.
La solución está en transformar la cultura empresarial. Un equipo saludable es más fuerte, productivo y con menos bajas. Invertir en bienestar no es un gasto, es la estrategia para competir. ¿Tu empresa está lista para el cambio ?
Te contamos la historia de Carlos, esperando que te inspire.
Carlos, director general de una pyme en crecimiento, estaba frustrado. Cada mes, las bajas laborales aumentan. Estrés, ansiedad, problemas de espalda, continuas visitas al médico … El ambiente en la oficina era denso, la productividad caía, y él no entendía por qué. "Pero si les damos buenas sillas, cumplimos con la normativa, se les paga bien…", pensaba.
Hasta que un día, en una reunión con otros empresarios, alguien le lanzó una pregunta que lo dejó helado:
“¿Y si el problema no está en la oficina, sino en el estilo de vida de tu equipo cuando NO está en la oficina?”
Carlos reflexionó. Muchos de sus empleados pasaban horas sentados, apenas se movían, comían cualquier cosa frente a la pantalla y dormían mal. Llegaban a casa tan cansados y tan tarde que no disponían de ni de tiempo ni de ganas para cuidarse. No era solo un tema de ergonomía en la oficina; era un problema de salud integral.
¿Qué pasaría si su empresa diera un paso más?¿Y si, en lugar de reaccionar ante las bajas, la empresa se anticipara? ¿Y si ofrecer recursos para mejorar la salud —como acceso a programas de bienestar y desarrollo personal— fuera tan normal como entregar un portátil?
Ese día, Carlos entendió algo clave: una empresa saludable no solo cumple normas, crea una cultura de bienestar. Y lo mejor de todo: un equipo sano es más feliz, más productivo y más comprometido.
La pregunta ya no era si podía permitirse invertir en salud, sino si podía permitirse no hacerlo.
¿Cómo esperar rendimiento cuando el cuerpo y la mente están al límite?
No se trata solo de cuidar a los trabajadores, sino de construir una cultura diferente. Una empresa donde la salud no fuera un detalle, sino la base del éxito.
Porque liderar con bienestar no es solo una opción. Es la clave para que todo funcione mejor.